Ayer por la noche las explosiones se escucharon de nuevo en la República Popular de Donetsk. No se registraron víctimas humanas, pero fueron dañados nuevamente edificios residenciales e industriales en las localidades de la República. Sólo distan unos pocos cientos de metros de la zona de pisos a la primera línea del frente, en las afueras de Donetsk; es por esto que estos bloques se ven bajo el fuego con mucha más frecuencia que otros. Llevan dos años siendo bombardeados, con breves interrupciones. Cuando parece que todo ha terminado, las calles de la primera línea siguen vacías. Algunas personas se marcharon y nunca han regresado. Los equipos de reparación se forman en los centros de empleo. Ahora bien, no es fácil encontrar un trabajo aquí. Es necesario reconstruir los techos e instalar ventanas en miles de casas destruidas. Las autoridades locales dicen que este problema durará años. Los materiales de construcción vienen como ayuda humanitaria de Rusia. Las casas que se reparan en primer lugar son las de los veteranos de la guerra. Muchos residentes ya están acostumbrados a los bombardeos y no se esconden en los sótanos. Las autoridades militares y civiles de la República dicen que los ataques ucranianos son más intensos, disparando con armas pesadas abiertamente que, según los Acuerdos de Minsk, deberían haber sido retiradas de la línea de contacto hace mucho tiempo.
"Ahora, cuando la gente ha regresado, cuando casi todas las infraestructuras funcionan, estos ataques son más aterradores. Ahora tenemos mucho más miedo de tener nuevas víctimas", dice Ivan Prikhodko, jefe del distrito Kuibyshevsky de Donetsk.
En las afueras de la ciudad se erigió un monumento a los residentes del distrito Kuibyshevsky, que murieron bajo un fuego que nunca ha cesado. La triste lista consta de 212 nombres.
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